Convivir con la naturaleza (foto de Jaime Cristóbal López)

miércoles, 17 de octubre de 2012

Herbolaria en México, una tradición ancestral y vigente




UN 80 POR CIENTO DE LA POBLACIÓN UTILIZA REMEDIOS HERBOLARIOS                   

   

                                                                                                                                                                                                




La herbolaria mexicana es muy variada y antigua, los indígenas mexicanos la utilizaban y lo siguen haciendo hasta nuestros días. Tal es el caso de Rufina, una mujer de 62 años de edad, nahua y nativa de Cuetzalan, Puebla.



Ella vende artesanías en el centro del pueblo todos los días, pero si alguien se siente mal no duda en proporcionarle la cura: “si tiene fiebre, ponga jitomate machacado en los pies y envuélvalos con hoja santa”.



Si se padece de presión alta, recomienda 5 hojas de maracuyá hervidas en dos litros de agua. La infusión debe tomarse en ayunas y por antes de dormir, durante 30 días. Cariñosa, aconseja a los turistas  un remedio para el mal común de los que visitan este pueblo mágico: los piquetes de mosco.



Me dice lo que quiera si no se compone, le dice a un hombre. Ponga usted una onza de tabaco, pero que sea Alas, y una cabeza de ajo machacado a hervir en un litro de mezcal de caña. Únteselo todas las noches y ya me dirá.



Con su gran sabiduría, Rufina explica que cada planta posee un aroma característico, un grupo de propiedades e indicaciones en la que puede ser utilizada, y su propio valor en el mercado. Recuerda que los aceites esenciales obtenidos de diferentes plantas han sido usados para propósitos terapéuticos desde hace muchos años.



Y lo cierto es que chinos, hindúes, egipcios, griegos y romanos usaron los aceites esenciales en medicinas, cosméticos y perfumes.


Antes de Rufina


Cuando esta tierra estaba en la víspera de convertirse en colonia española, se sabe que los conquistadores se quedaron perplejos ante la magnificencia del jardín de Moctezuma II, lugar donde se cultivaba una gran variedad de plantas originarias de tierras tropicales lejanas, sabiamente reunidas y cuidadas en una extensión de dos leguas de circunferencia en Oaxtepec, Morelos.



Este no fue el único ejemplo de la creación de un jardín botánico en la época prehispánica, pues existieron otros, como el que fundó Nezahualcóyotl en Texcoco, o el que fuera parte importantísima de la grandeza de México-Tenochtitlan.

LA HERBOLARIA MEXICANA



Los habitantes del México prehispánico lograron un notable desarrollo en cuanto a la observación, el conocimiento y la clasificación de las plantas, especialmente en aquellas que se utilizaban como alimento, tanto humano como animal, con cualidades medicinales o simplemente por su belleza; se esforzaban en reunir las mejores y más diversas colecciones por medio del comercio, la diplomacia, o incluso con el empleo de la fuerza militar.



Lo anterior significó una gran aportación para Europa, ya que desde América se exportaron numerosas especies, algunas de las cuales adquirieron importancia y tradición en el Viejo Continente e influyeron ampliamente en su cultura, incluido el arte culinario.



En ese sentido, la elaboración del chocolate europeo no hubiera sido posible sin el cacao, importado directamente de México y Centroamérica, ni los platillos italianos serían lo que son sin el tomate proveniente de América del Sur.



La antigua tradición prehispánica de las plantas medicinales y el conocimiento sobre su uso se conservan vivos en México, de acuerdo con Rachel Mata, investigadora de la Facultad de Química de la UNAM, y esto es tan así que el 80 por ciento de la población utiliza remedios herbolarios para curar sus achaques.



“El problema es que no hay un registro ni control de las plantas medicinales que se comercializan en tianguis, mercados y tiendas naturistas; éstas se venden sin regulación y con calidad variable, lo que contribuye al desconocimiento de su eficacia”.



El México actual ha heredado la admiración, el cariño y el conocimiento sobre las plantas, que se percibe en los parques y los jardines, e inclusive en los fantásticos corredores y balcones de las viviendas urbanas.

Además de la tradición popular existe un sitio en la enorme y agitada ciudad de México que es digno depositario de nuestra rica tradición: el Jardín Botánico del Instituto de Biología de la UNAM, en terrenos de la Ciudad Universitaria, al suroeste del Distrito Federal.

Las hierbas y la ciencia


El Herbario Nacional de México (MEXU) custodia la colección más importante de plantas mexicanas. Con más de 1 300 000 ejemplares es el herbario más grande del país y América Latina; se encuentra entre uno de los diez herbarios más activos del mundo.




Esta colección es un logro de numerosas generaciones de botánicos y exploradores nacionales y extranjeros. Su historia se remonta a finales del siglo XIX cuando surge el Instituto Médico Nacional en 1888, como la institución oficial encargada de integrar los conocimientos sobre los recursos naturales. Hacia 1915 el herbario se consolidó e impulsó al reunirse las colecciones nacionales de plantas como parte de la Dirección de Estudios Biológicos.



En 1929 la Universidad Nacional Autónoma de México, a través del Instituto de Biología, adquiere la custodia del herbario en donde el trabajo y la visión de sus administradores, científicos de talla mundial, han logrado mantener activa la colección dotándola de la infraestructura necesaria para su crecimiento, preservación y uso por la comunidad científica.



El Herbario Nacional contribuye al avance científico ya que es una fuente primaria de consulta sobre la diversidad vegetal de México y otras áreas del mundo. Es un apoyo para la elaboración de floras nacionales o regionales, listados florísticos, monografías y revisiones taxonómicas. Además, es un respaldo invaluable para el desarrollo de investigaciones sobre sistemática, ecología, fitogeografía, etnobotánica, paleobotánica y conservación.



El Herbario Nacional de México es una de las once Colecciones Biológicas Nacionales bajo custodia del Instituto de Biología de la Universidad Nacional Autónoma de México, constituida por las colecciones de algas, briofitas, hongos, líquenes y plantas vasculares incluyendo sus colecciones anexas (archivo fotográfico, etnobotánica, frutos y semillas, palinoteca y xiloteca).


Una valiosa colección


La colección etnobotánica que es un valioso recurso para el estudio de los usos pasados, presentes y futuros de las plantas, es parte del Herbario Nacional de México y está alojada en el Jardín Botánico del IB-UNAM.



Forma parte de una red internacional de colecciones etnobotánicas y fue iniciada en 1982. Actualmente cuenta con 3000 ejemplares debidamente procesados y etiquetados, arreglados en orden alfabético por familia, género y especie que proceden de la mayoría de las entidades federativas de la República Mexicana.



Se encuentran en términos generales bien representadas las siguientes regiones: la Sierra Norte de Puebla, la Sierra Tarahumara, el Istmo de Tehuantepec y la Península de Yucatán. El material proviene de diferentes tipos de vegetación, agroecosistemas y mercados.



Los usos mejor representados  son el comestible, el medicinal y el artesanal con objetos hechos de materiales de diferentes especies vegetales o partes útiles como: raíces, hojas, tallos, bulbos, rizomas, cortezas, botones florales, inflorescencias, frutos, semillas, etc.



Este acervo se encuentra apoyado por una base de datos a cargo de la bióloga Laura Cortés Zárraga que a la fecha cuenta con 2000 registros y contiene la colección sistemática en Espíritu, tarjetas de referencia de plantas medicinales, manojos de plantas medicinales y comestibles, objetos de artesanías, semillas de frijol y de amaranto.


Algunas plantas


Chía. Es una de las especies vegetales con la mayor concentración de ácido graso alfa-linolénico omega 3. Se cultiva por ello para aprovechar sus semillas, que se utilizan molidas como ingrediente alimenticio. La semilla es rica en mucílago, fécula y aceite.


Las semillas remojadas en agua liberan el mucílago, produciendo una líquido gelatinoso; en México se le saboriza con jugos vegetales o esencias y se le consume como bebida refrescante. Las semillas también pueden secarse y molerse para preparar una harina fina y de sabor intenso, llamada pinole, que se consume principalmente como dulce. Los brotes tiernos se consumen como verdura cruda o cocida y pueden ser usados en ensaladas.


El aceite de chía es un excelente aceite "secante" para la protección de pinturas, artesanías, y maderas finas.



Antes de la conquista de América, la chía era un alimento básico para las civilizaciones de América Central y México; su cultivo era probablemente el tercero en importancia económica, superado sólo por el maíz (Zea mays) y los frijoles (Phaseolus vulgaris). Los aztecas imponían a sus pueblos tributarios una contribución de hasta 15.000 toneladas anuales; se empleaba como alimento, como ofrenda a los dioses, y como oleaginosa para producir un aceite como base para pinturas corporales y decorativas.



Se ofrendaban brotes de chía a Chicometóatl, la diosa del maíz, durante la fiesta de la veintena de hueytozoztli; durante la veintena ritual de hueytecuílhulhuitl, se preparaba pinole de semillas de chía tostadas hasta llenar una embarcación, que se hacía flotar entre los asistentes, que tomaban de ella una porción hasta vaciarla. A su vez, los purépechas de Michoacán empleaban el pinole para fabricar unos pequeños tamales que colocaban en el altar de sus muertos.


El chilcuague. Es una planta que crece en el altiplano del Bajío mexicano.  Las principales aplicaciones de esta planta medicinal están dirigidas al dolor de muelas, sangrado de encías, anestésico local; como bactericida y fungicida de uso externo  se utiliza en la limpieza de manos, pie de atleta, heridas superficiales y hasta como desodorante.


Se usa también como Cucarachicida, pues elimina tanto las cucarachas americanas (grandes)  como las alemanas (chiquitas). Sirve como cicatrizante de heridas superficiales. Y se conoce su uso como saborizante: en la cocina en el Bajío sazona sopas, frijoles y caldos, y también mejora el sabor y la calidad de los aguardientes y mezcales.


Diente de León. Las hojas y raíces de esta planta poseen varias propiedades que la convierten en una de gran utilidad terapéutica.  Las hojas actúan como un diurético aumentando el flujo de orina.  Muchos diuréticos tienen la desventaja de que hacen disminuir los niveles de potasio en la sangre.  Sin embargo, el diente de león contiene altos niveles de potasio por lo que no tiene este efecto.


Las raíces contienen dos sustancias llamadas inulina y levulina que ayudan a balancear el nivel de azúcar en la sangre.  También contienen otras sustancias que estimulan la digestión, el flujo de bilis del hígado y la vesícula biliar y la producción de ácido hidroclórico en el estómago.  Todo esto convierte al diente de león en una gran ayuda para los procesos digestivos y para desintoxicar el colon y el hígado.



Otro uso del diente de león es en la remoción de verrugas.  Las raíces, el tallo y las hojas secretan una sustancia blancuzca que lentamente va disolviendo las verrugas al ser aplicada una o varias veces al día sobre éstas.


La hierba de pollo. En la medicina vernácula tiene fama de hemostático eficaz. Es una planta muy atractiva, ya que florece en verano antes de la mayoría de las malezas. Otros nombres comunes usados en español son Cañita, cielo azul, quesadillas, rosillas, texcocana. Nombres comunes en las lenguas indígenas de México: Coapatli, zaca-matlalín, zoyalxóchitl, matlalitzic y matlalxóchitl en náhuatl.


Nativa de México. Se ha registrado de Aguascalientes, Baja California Sur, Chiapas, Chihuahua, Colima, Distrito Federal, Durango, Guanajuato, Guerrero, Hidalgo, Jalisco, Estado de México, Michoacán, Morelos, Nayarit, Nuevo León, Oaxaca, Puebla, Querétaro, San Luís Potosí, Sinaloa, Tlaxcala, Veracruz.


Guarumbo. Investigadores y expertos en herbolaria del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) identificaron el árbol conocido como Guarumbo, cuyas propiedades medicinales demostraron reducir los niveles de azúcar en pacientes con diabetes mellitus.


Especie originaria de América tropical. El guarumbo, como se conoce comúnmente a esta planta, se usada en el tratamiento de la diabetes. Como remedio a este padecimiento se emplea la infusión de las hojas, ramas, corteza o raíz, como agua de tiempo, y se aplica en fomento en el estómago durante la mañana y por la tarde.



Para la presión arterial y para resolver problemas renales en general, se recomienda cortar la raíz del lado por donde nace el sol y dividirla en nueve partes, las cuales se ponen a hervir en agua que se bebe en ayunas durante nueve días.



Además, es utilizado contra el piquete de alacrán, el cual produce "trabazón, hormigueo en la lengua, salida de mucha saliva, sensación como de estropajo en la garganta, no se puede resollar bien y agarra entumición en el cuerpo". Para contrarrestar este efecto se lava la parte dañada con el conocimiento de la hoja o se toma endulzado con miel de palo. En las quemaduras, la hoja de guarumbo molida con aceite rosado o las hojas hervidas con sal se usan en forma de baños o fomentos.



Con otras plantas se ocupa para después del parto. Otros usos que se le dan a esta planta son: para asma, enfermedad de pulmón, padecimiento hepático, reumas, "nacidos", obesidad, afecciones cardiacas, nervios, calentura, dolor de cuerpo e hidropesía. Se le atribuyen propiedades como antitusivo, y diurético.

1 comentario:

  1. La medicina convencional, si bien reconoce los aportes de la herbolaria ha cuestionado por varias razones:La falta de preparación de algunas de las personas que recetan tratamientos herbolarios, la automedicación puede agravar la situación de paciente

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